viernes, 9 de noviembre de 2018

Uso de pronombres personales

 Los pronombres personales son palabras que no tienen un significado propio; adquiere sentido en el discurso mismo. Son capaces de señalar personas en el acto comunicativo (valor deíctico) y también pueden referirse a alguna persona u objeto antes mencionado (valor anafórico). A diferencia de la mayoría de palabras del español, estos presentan flexiones de caso, es decir, según la función sintáctica que cumpla el pronombre en la oración, va a adoptar una forma morfológica específica para indicarlo. Hay una distinción principal entre estas formas: las tónicas y las átonas. Las primeras pueden aparecer por sí solas sin necesidad de un verbo, mientras que la átonas generalmente son auxiliares del verbo en la oración. A continuación se detallan los pronombres personales tónicos y átonos en tercera persona:



formas tónicas
formas átonas
número
género
sujeto
OD / OI
OD
OI

singular
masculino
femenino
neutro
él
ella
ello
a él
a ella
a ello
la
lo
lo
le, se
le, se
le, se
plural
masculino
femenino
ellos
ellas
a ellos
a ellas
los
las
les, se
les, se

La mayoría de abusos del lenguaje, errores gramaticales y confusiones en la redacción ocurren con estos pronombres. En el uso coloquial y los contextos más informales es recurrente encontrar el empleo inadecuado de estas partículas. Seguidamente, se detallan los problemas más comunes que imponen estas partículas.

I- Colocación de clíticos o pronombres átonos

Es común que en una oración se emplee más de un clítico. Estos deben ir un orden jerárquico preestablecido que no puede modificarse. El primer vicio, entonces, que puede cometerse es alterar este ordenamiento



En una oración deben aparecer los clíticos en el siguiente orden:
SE - II persona - I persona - III persona

Esta regla puede evidenciarse en los siguientes ejemplos:

(1) a. Se te ha caído el sobre de la mano.

    b. No te me duermas.
    c. Me lo hizo mi mamá.

Por otro lado, como se hizo referencia previamente, los clítico (por su categoría fónica) dependen de la intensidad del verbo. En la mayoría de los casos se colocan frente a este. Pero existen algunas formas verbales que ordenan a los clíticos de otra manera: los infinitivos, gerundios y las formas en imperativo. 


(2) a. Le dije a mi nieta que era inaceptable.

    b. Tengo que decírselo.
    c. ¿Casarme, yo? Nunca.
    d. Está pensándoselo.
    e. Yéndote no solucionarás nada.
    e. ¡Díselo!

En el caso de (2b) y (2d), los infinitivos y gerundios tienen un rol de auxiliares a un verbo principal, a diferencia de (2a) y (2d). Es importante destacar que los casos (2b) y (2c) también podrían anteponerse al verbo principal y no producir problema alguno:


(3) a. Se lo tengo que decir.

    b. Se lo está pensando.

De las dos alternativas presentadas, es más común la común la posposición en registros más cultos. Sin embargo, en construcciones impersonales reflejas siempre debe anteponerse el pronombre para evitar confusiones.


(4) *a. No puede fumarse en los hospitales.

       b. No se puede fumar en los hospitales.
    
III- Empleo inadecuado de las funciones sintáctica de los pronombres clíticos


Uno de los mayores errores, los cuales pueden llegar a producir problemas en la comprensión de una cláusula, son el mal empleo de los clíticos según su función sintáctica. Como puede evidenciarse en el cuadro citado al inicio, le / les es para indicar exclusivamente el objeto indirecto. No obstante, existe una tendencia por realizar una sustitución según el género del complemento. Es así cómo se obtiene el leísmo, loísmo y laísmo, los cuales operan de acuerdo con la información del siguiente cuadro.



género
elemento referencial
OI / OD
femenino
todos los elementos
lo, las
masculino
personas
le, les - lo, los
cosas
lo, los - le, les

 Es así cómo se origina el laísmo o la utilización de 'la-las' como objeto indirecto. Ocurre leísmo cuando se sustituye el objeto directo con los pronombres 'le-les'. Por último, se entiende como loísmo como la sustitución del complemento directo por 'lo-los'. En el siguiente conjunto de ejemplos se presentan estos usos no recomendados y sus correspondientes equivalentes correctos.


(5) *a. A mi perra [OI] la advertí que se portara bien.

       b. A mi perra [OI] le advertí que se portara bien.
   
      *c. A mis gatos [OD] no les he visto en toda la semana
     d. A mi gatos [OD] no los he visto toda la semana. 

      *e. Las pulseras [OD], ya les vuelto a perder.
       f. Las pulseras [OD], ya las he vuelto a perder.
      
       g. Le llevaron al niño al Parque de Diversiones.

      *h. Al profesor lo regalamos una agenda electrónica.
       i. Al profesor le regalamos una agenda electrónica.

Es importante aclarar que la RAE ha llegado a considerar el empleo del 'le' en función de objeto directo aceptable cuando el complemento sea una persona masculina en singular, como en (5g). En los demás casos (no persona, femenino, plural) los usos del leísmo son agramaticales como en (5d) y (5f). Según Arguedas Cortés (2009), en Costa Rica no se han reportado casos de de loísmo y laísmo en el habla cotidiana. En cambio, el leísmo es bastante común en el área: se han detectado desde medios de divulgación, la comunicación en redes sociales, como el lenguaje hablado. 

IV- Ejemplos de leísmo tomados de la vida real

(6) Caso 1: Medios de divulgación: prensa nacional


 Fig 1. Cuenta oficial de twitter del Semanario Universidad
 Fig. 2. Nota aclatratoria del Reporte Delfino (delfino.cr)


Fig. 3. Extracto de Reporte Delfino (delfino.cr)


(7) Caso B: Figuras públicas

Fig. 4. Cuenta oficial de twitter del ex-Ministro de Educación Leonardo Garnier

Fig. 5. Cuenta oficial del actual diputado del Frente Amplio José María Villalta

(8) Caso C: Redes sociales
Fig. 6.  Cuenta de twitter perteneciente a artista latinoamericano


Fig. 7. Cuenta de twitter de influencer colombiana


Fig. 8. Cuenta de twitter perteneciente a activista afrofeminista costarricense


IV- Omisión del pronombre de verbos en voz media

Los verbos pronominales son los que contienen formas pronominales átonas con rasgos de persona en su conjugación. En una oración, el sujeto y pronombre átono deben mantener la concordancia (número y persona). Esto se puede evidenciar en los ejemplos de (8).

(8) a. Yo me canso (CANSARSE).
     
     b. Tú te  arrepientes (ARREPENTIRSE).

     c. Las gatas se mareaban (MAREARSE).

El pronombre de este tipo de verbos no cumple ninguna función sintáctica, más bien forma parte de su estructura morfológica. En muchos manuales y tratados gramaticales se conocen como verbos de voz media, pero la RAE (2010) prefiere el término construcción media. Desde el punto de vista semántico, estos verbos expresan cambio de estado. Debe evitar confundirse con las oraciones reflejas. En el siguiente ejemplo se trata de establecer la distinción: (9a) corresponde a una construcción media, mientras que (9b) es una típica oración refleja ('el animal se pasa la lengua sobre él mismo').

(9) a. Se secan los trapos sucios en el tendedero (SECARSE).
   
     b. La perra se lamió las heridas (LAMER).



Bibliografía

Arguedas Cortés, G. (2009). Introducción a la morfología española. San José, Costa Rica: Editorial Mirambell, S.A:


Asociación de Academia de la Lengua Española. (2010). Nueva gramática de la   lengua española. Ciudad de México, México: Editorial Planeta Mexicana.


Garachana, M. (2008) Cuestiones de gramática normativa. Aspectos morfosintácticos. En Montolío, E. (pp. 45-125). Manual práctico de estructura académica. Barcelona, España: Ariel.

jueves, 8 de noviembre de 2018

El gerundio


                En la actualidad, la escritura comprende una de las actividades más complejas de la vida académica debido al arduo trabajo que esta implica: no solo hay que pensar en el qué decir sino también en el cómo decir. Es en este último aspecto donde la gramática juega un papel fundamental, pues conocer las reglas del uso de la lengua en contextos escritos formales no garantiza éxito en el resultado. Uno de los elementos gramaticales que más dificultades presenta a los escritores tanto expertos como novatos es el gerundio. En esta intervención se explican la morfología del gerundio, sus matices semánticos, los usos pertinentes y los errores más frecuentes que lo rodean.
                Con respecto al aspecto morfológico, Müller (2012) explica que bien es sabido que el gerundio se codifica a través del morfema –ndo, el cual se une al tema verbal (raíz y vocal temática). Así pues, según su estructura se dividen en dos grupos: simples (como baila-ndo, mecie-ndo, sonrie-ndo) o compuestos (formados con el auxiliar haber, a saber, habiendo bailado, habiendo mecido, haciendo sonreído).
                Atiéndanse los matices semánticos de esta partícula. Santiago (en Garachana, 2008) plantea tres reglas generales para utilizar correctamente esta forma no personal del verbo:
Regla 1: el sujeto del gerundio tiene que coincidir con el sujeto de la oración principal.
Regla 2: la acción del gerundio tiene que realizarse al mismo tiempo o antes que la acción del verbo principal.
Regla 3: la acción que expresa el gerundio se tiene que interpretar como una circunstancia (tiempo, modo, causa o condición) de la acción del verbo principal).
                Cada una de estas permite explicar las implicaciones semánticas, los usos normativos y los errores frecuentes del gerundio. 

Regla
Descripción y ejemplos
Excepciones
Errores frecuentes
El sujeto de gerundio tiene que coincidir con el sujeto de la oración principal.
Debido a su carácter de forma no personal, el gerundio no comporta morfemas de persona, de ahí que prototípicamente el sujeto del gerundio coincida de manera referencial con el de la oración principal.

Dylana se baña cantando.

Comiendo tanto solo lograrás engordar más.
En el caso de verbos de percepción (ver, mirar, oír, encontrar, descrubrir…), el sujeto del gerundio puede coincidir con el sujeto o con el objeto directo del verbo principal.

Encontré a Dylana viendo una serie.

Dylana me escuchó chismeando.
-
En las construcciones absolutas, los gerundios pueden tener un sujeto explícito distinto del verbo principal. Los usos de estas construcciones pueden tener valores temporales, condicionales y causales.

Llegando Dylana, escondimos toda la comida.
La acción del gerundio tiene que realizarse al mismo tiempo o antes que la acción del verbo principal.
Debido a su carácter de forma no personal, el gerundio no comporta morfemas de tiempo, de ahí que prototípicamente “la acción expresada por el gerundio […] es siempre simultánea a la acción expresada por el verbo principal” (Santiago, en Garachana 2008, p. 93).

Dylana camina sonriendo constantemente.
La acción expresada por el gerundio es anterior a la que expresa el verbo principal.

Sea feliz invirtiendo con nosotros.
El gerundio nunca puede expresar una acción posterior a la oración principal.

Llegaron los bomberos apagando el incendio.
La acción que expresa el gerundio se tiene que interpretar como una circunstancia de la acción del verbo principal.
El gerundio solo puede introducir acciones que indiquen informaciones circunstanciales.

Hablamos caminando por el parque (valor temporal).

Me miró sonriendo (valor modal).

Caminando bajo la lluvia se encontró con el amor de su vida (valor causal).

Molestando tanto no tendrás amigos (valor condicional).
-
Nunca se utiliza el gerundio como complemento de nombre (valor de una oración de relativo) o con otros tipos de relaciones circunstanciales respecto del verbo principal (valores consecutivo o final).

Se cayó la maleta conteniendo los documentos (valor de oración relativa).

Limpió la casa, terminando temprano (valor causal).

Me tiró muchos besos, enamorándome después (valor consecutivo).

                En fin, es evidente que la complejidad del gerundio justifica los reincidentes errores en los escritores. De tal manera, es necesario revisar el funcionamiento lingüístico de esta partícula para utilizarla de manera pertinente.

Referencias bibliográficas
Garachana, M. (2008). E. En Montolío, E. (ed.). Manual práctico de escritura académica. Vol. I. Barcelona: Ariel.
Müller, M. (2012). Curso básico de redacción. San José: Editorial de la Universidad de Costa Rica.