En la
actualidad, la escritura comprende una de las actividades más complejas de la
vida académica debido al arduo trabajo que esta implica: no solo hay que pensar
en el qué decir sino también en el cómo decir. Es en este último aspecto donde
la gramática juega un papel fundamental, pues conocer las reglas del uso de la
lengua en contextos escritos formales no garantiza éxito en el resultado. Uno de
los elementos gramaticales que más dificultades presenta a los escritores tanto
expertos como novatos es el gerundio. En esta intervención se explican la morfología
del gerundio, sus matices semánticos, los usos pertinentes y los errores más
frecuentes que lo rodean.
Con respecto
al aspecto morfológico, Müller (2012) explica que bien es sabido que el
gerundio se codifica a través del morfema –ndo, el cual se une al tema verbal
(raíz y vocal temática). Así pues, según su estructura se dividen en dos
grupos: simples (como baila-ndo, mecie-ndo,
sonrie-ndo) o compuestos (formados con el auxiliar haber, a saber, habiendo
bailado, habiendo mecido, haciendo sonreído).
Atiéndanse
los matices semánticos de esta partícula. Santiago (en Garachana, 2008) plantea
tres reglas generales para utilizar correctamente esta forma no personal del
verbo:
Regla 1: el sujeto del gerundio tiene que coincidir con el sujeto
de la oración principal.
Regla 2: la acción del gerundio tiene que realizarse al
mismo tiempo o antes que la acción del verbo principal.
Regla 3: la acción que expresa el gerundio se tiene que
interpretar como una circunstancia (tiempo, modo, causa o condición) de la
acción del verbo principal).
Cada
una de estas permite explicar las implicaciones semánticas, los usos normativos
y los errores frecuentes del gerundio.
Regla
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Descripción y ejemplos
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Excepciones
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Errores frecuentes
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El sujeto de
gerundio tiene que coincidir con el sujeto de la oración principal.
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Debido a su carácter
de forma no personal, el gerundio no comporta morfemas de persona, de ahí que
prototípicamente el sujeto del gerundio coincida de manera referencial con el
de la oración principal.
Dylana se baña cantando.
Comiendo tanto solo lograrás engordar más.
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En el caso
de verbos de percepción (ver, mirar, oír, encontrar, descrubrir…), el sujeto
del gerundio puede coincidir con el sujeto o con el objeto directo del verbo
principal.
Encontré a Dylana viendo una serie.
Dylana me escuchó chismeando.
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En las
construcciones absolutas, los gerundios pueden tener un sujeto explícito
distinto del verbo principal. Los usos de estas construcciones pueden tener
valores temporales, condicionales y causales.
Llegando Dylana, escondimos toda la comida.
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La acción del gerundio tiene que realizarse al mismo tiempo o antes
que la acción del verbo principal.
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Debido a su carácter
de forma no personal, el gerundio no comporta morfemas de tiempo, de ahí que
prototípicamente “la acción expresada por el gerundio […] es siempre
simultánea a la acción expresada por el verbo principal” (Santiago, en
Garachana 2008, p. 93).
Dylana camina sonriendo constantemente.
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La acción
expresada por el gerundio es anterior a la que expresa el verbo principal.
Sea feliz invirtiendo con nosotros.
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El gerundio
nunca puede expresar una acción posterior a la oración principal.
Llegaron los bomberos apagando el incendio.
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La acción
que expresa el gerundio se tiene que interpretar como una circunstancia de la
acción del verbo principal.
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El gerundio
solo puede introducir acciones que indiquen informaciones circunstanciales.
Hablamos caminando por el parque (valor temporal).
Me miró sonriendo (valor modal).
Caminando bajo la lluvia se encontró con el amor
de su vida (valor
causal).
Molestando tanto no tendrás amigos (valor condicional).
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Nunca se
utiliza el gerundio como complemento de nombre (valor de una oración de
relativo) o con otros tipos de relaciones circunstanciales respecto del verbo
principal (valores consecutivo o final).
Se cayó la maleta conteniendo los documentos (valor de oración relativa).
Limpió la casa, terminando temprano (valor causal).
Me tiró muchos besos, enamorándome después (valor consecutivo).
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En fin,
es evidente que la complejidad del gerundio justifica los reincidentes errores
en los escritores. De tal manera, es necesario revisar el funcionamiento
lingüístico de esta partícula para utilizarla de manera pertinente.
Referencias bibliográficas
Garachana, M.
(2008). E. En Montolío, E. (ed.). Manual práctico
de escritura académica. Vol. I. Barcelona: Ariel.
Müller, M.
(2012). Curso básico de redacción. San
José: Editorial de la Universidad de Costa Rica.